jueves, 9 de julio de 2009

EL VAQUILLA

PERROS EN LA CALLE

Perros en la calle, es un recuerdo mío de mis tiempos jóvenes a finales de los 70, sobre el 78 mas o menos Barcelona empezaba a levantarse de la opresión de los generales del fascismo, se podía hablar un poco más, las calles estaban mas al alcance de todos para reindicar mejoras en la vida política, social y del trabajo, y también los que en la dictadura estaban mas controlados, como los rateros de carteras y quinquis de barrio, como los Toretes y Baquillas en la zona de la Mina, aunque en su barrio parecían santos, yo conocí al Baquilla, este santo de pistola y navaja que con frecuencia se hacia pasar por el barrio del Pueblo Seco, cuando estaba solo un peto en la puerta y se cagaba, cuando tenía compañía el mundo era suyo, y más cuando tenía una raya en la cabeza de harina, los coches les tenían miedo, los neumáticos se asustaban nada más verlos y nosotros los de a pie con mucho cuidado en no molestarlos y tener siempre cara de risa y mirarlos con los dos ojos cara a cara, el no ni siquiera para coger algo que ellos te ofrecieran, en los grupos de amigos siempre había alguno que les veía bien, no se si seria por el trapicheo del chocolate y harina pero se enrollaban entre ellos, y tu claro las tenías que aguantar o dejar de estar con tus amigos un poco más tolerables aunque también algo quinquis, pero no rateros como Juan José Moreno Cuenca (el Vaquilla) o Ángel Fernández Franco (el Torete).

Estos críos con sus 16 años ya sabían aguantar el frío de los barrotes de hierro de las cárceles, cuando se veían por las calles o es que estaban fugados de la cárcel o con pequeños permisos que eran pocos, los mas de ellos eran fugas, y cuando se encontraban libres las hacían a lo bestia con atracos y robos de automóviles, cada día les veías con un coche diferente y como de ellos no eran le pisaban asta reventarlos y nosotros hacíamos de publico, y ellos crecían hasta que llegaba la policía, que nada podían hacer con estos todo terreno, dos días en la cárcel y cinco en la calle.
El que más conocí, a sido Juan el baquilla, un día estando en el baile de Pueblo Nuevo, que por cierto era Gallego, estaba con una compañera bailando y vino un crío y me dice que le deje bailar con ella, por mi le dejaba pero Isabel no quiso por la pinta que tenía, roñento y de malas pulgas, al final bailo con el y no la dejo hasta que quiso. Unos amigos me contaron quien era, y que sería mejor dejar el asunto mientras no hiciera tonterías como acostumbraba hacerlas, desde ese día cuando me veía por el barrio me saludaba, decían que este solo era compresivo con quien se hacia el débil, y yo era uno de ellos, la mayoría de mi pandilla paya solían invitarles a una cerveza o a algo de porquería que ellos aceptaban muy contentos.

Entre estés gitanos uno me salvó un dedo o mismo la vida, un día en Hospitalet, mejor dicho en Sans, estaba yo y un gitano tomando una cerveza en una terraza, junto a nosotros en otra mesa estaban cuatro, también consumiendo no se cual, habando entre ellos en calé, yo no comprendía nada, pero si el que estaba conmigo, se levanta y va hacia ellos, cosa que ami no me gusto nada, y empiezan a gritar en su idioma, y todo se quedo en nada, el gitano que estaba conmigo me dice lo que estaban tramando, yo tenía un sello de oro en la mano que aun conservo, y ellos decían de robármelo, y mismo si no salía del dedo me lo cortaban, de eso me recuerdo que en su conversación uno mostraba una navaja, asíque no todos los quinquis por que este gitano también lo era, aunque el decía que vivía de de la recoleta de chatarra por el barrio y muy amigo de los guardias urbanos ya que todos le conocían por buen hombre.

En Diciembre del 2003 muere el Vaquilla a los 42 años del SIDA.
Y esto a sido un poco sobre los perros en la calle.


Luís Suárez Varela
Corme-07-09

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