domingo, 5 de julio de 2009

FISTERRA E O CASON

El Casón: la memoria oxidada
Etiquetas: mar, naufragio, litoral
05/12/2007 - Claudia Neira
El testimonio del naufragio del Casón queda, veinte años después, tan sólo en la memoria de los vecinos que lo vivieron. Incluso el bodegón "O Casón", en Fisterra, cambió la decoración. Desaparecieron los recortes de prensa y las fotografías del suceso. La dueña del bar, María, explica que cambiaron "aprovechando que había que pintar" y que esta transformación es provisional. "Este año va así pero pienso reponer todo lo del Casón y la exposición sobre los faros de Galicia, que he guardado en casa".
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Aunque la nueva imagen del bodegón "O Casón" intentó darle un tono "más juvenil" al local, María apunta que hay gente a la que no le gusta como quedó. Ahora, de las paredes cuelga una red con varias figuras de cartón piedra de estrellas de mar, pescados y simbología marinera más naif. Un salvavidas con el nombre del mercante es lo único que mantiene. Antes, también había vecinos que no querían verse en las fotografías y otros que, por el contrario, le pidieron llevarse alguna imagen de recuerdo. "En casi todas las casas tienen fotos del Casón", afirma.EvacuaciónEn Fisterra el mercante dejó 23 marineros muertos y el miedo en el cuerpo de las gentes, que se extendió a otras localidades próximas de la Costa da Morte, como Corcubión, Cee o Muxía y provocó una huida masiva, una "evacuación espontánea" para las autoridades. Los vecinos acusaron falta de claridad en las informaciones sobre el peligro que podría traer la carga del buque y cuando el Casón -que ya llevaba días ardiendo a 200 metros de la costa- comenzó a registrar diversas explosiones, miles de personas abandonaron con prisas sus hogares.Cuenta María que en las carreteras se produjeron atascos impresionantes, y se veían coches militares circulando por todos lados. Había un plan de evacuación diseñado por las autoridades que no se puso en funcionamiento de forma inmediata, porque nadie había dado la orden, y los que pudieron marcharon en sus coches mientras otros muchos esperaban por los autobuses. Una vecina de Corcubión recuerda cómo lloraban sus hijos por tener que dejar atrás "sus muñequitos". Se abandonaron las casas y los juguetes, pero también negocios y explotaciones ganaderas con la incertidume de si la nube que salía del mercante era tóxica o no y los animales estarían vivos al día siguiente.La fuerza del rumor"Fue una locura. Nosotros evacuamos el día que comenzaron las explosiones. Por la noche vino mi hermano, que estaba de aquella en la Cruz Roja del Mar y me dijo que había que marchar, pero que él quedaba porque era su deber", recuerda la dueña del bar. Al día siguiente volvió a Fisterra "porque parecía que ya no había peligro". A la entrada del pueblo, la Guardia Civil les pidió el carné de identidad para comprobar que eran vecinos y no gente de fuera que pudiera aprovechar el éxodo para robar en las casas. María cuenta que todo estaba desierto y en "el puerto había una niebla de color gris, pero no era tal, era del humo del barco". Veinte años después los vecinos encuentran la principal causa de la situación que se vivió en la falta de información por parte de las autoridades, que "no aclararon nada", opina la dueña del bodegón. "Nosotros salimos a la calle a manifestarnos para pedir que nos dijesen lo que pasaba y quedamos igual que estábamos". Esta es también la base de la explicación ofrecida por los diversos especialistas que analizaron la conducta de la población: una situación de crisis en la que los datos variables y las contradicciones de las instituciones acabaron por darle más peso a los rumores por encima de las comunicaciones oficiales.Un cargamento lleno de peligro y misterioLa gran incógnita del Casón era su cargamento, que tardó cuatro días en conocerse de forma detallada. Una vez se sabía qué substancias transportaba el mercante, el fallo residió en no saber explicar a la gente de a pie las consecuencias para la salud pública y para la actividad pesquera que podría haber en caso de producirse un vertido o una emisión de gases. Las hipótesis que se dieron a conocer en los medios de comunicación salieron de las declaraciones de los expertos en química de las universidades consultados por los periodistas, y ajenos al aparato oficial.Por parte de las autoridades, las medidas adoptadas fueron "las normales en caso de embarrancamiento" según informó el gobernador civil de A Coruña, Andrés Moreno Aguilar, y se insistió en que todo estaba bajo control y no había peligro. Aun así se elaboró un plan de actuación que incluía la evacuación de la población civil, además de intentar apagar el incendio en la cubierta y descargar la carga considerada "más peligrosa". En el barco, a pesar de todo, se produjeron explosiones y daba "la impresión de que los bidones saltaban del agua" al entrar en contacto con el mar, cuenta María. Estas violentas reacciones químicas eran "previsibles" para el entonces director general de la Marina Mercanta, José Antonio Madiedo, pero no para los vecinos de la zona, que ya estaban escapando del lugar.Símbolos y recuerdos para el futuroDel Casón quedan restos allá donde embarrancó, delante de la playa de Rostro, "y aún hay bidones debajo del agua", asegura María. La popa del buque, "no la llevaron de todo, porque no pudieron o porque no quisieron, no sé". Otro esqueleto de barco en la Costa da Morte. Para la dueña del bar, accidentes como el del Casón se pueden repetir. "Ayer incluso había un mercante cargado de contenedores en la punta del muelle. Cuando hace mal tiempo se meten en la ría para abrigarse, lo cual es normal, pero nosotros no sabemos que es lo que llevan".En memoria de los fallecidos se instaló un monumento en el muelle. Un enorme ancla a la orilla del mar, que se suma a los cientos de cruces y símbolos que recuerdan a los que el mar llevó consigo en la Costa da Morte. El recuerdo del Casón quedó eclipsado por el posterior accidente del petrolero Prestige y la marea negra que provocó a lo largo de todo el litoral.En febrero de este año, la carga del Ostedjik, de bandera holandesa, comenzó a descomponerse emitiendo gases que resultaron no ser tóxicos, pero sí irritantes. Algunos políticos aprovecharon este accidente para invocar al Prestige, pero casi nadie se acordó del Casón. El paso de los años sólo le trajo el olvido y la comprobación de que 20 años después las autoridades pueden averiguar más rápidamente el cargamento de los buques, pero aun no tienen muy claro que hacer con ellos en caso de accidentes como el del mercante holandés, que fue a parar, igual que el cargamento del Casón, a la costa de Lugo.

1 comentario:

  1. La evacuación fue alentada por el alarmismo infundado de los memdios y por la actuación de Cruz Roja que ordenaba el desalojo de Fisterra y llamóa al ejercito.
    Tambien hubo algun alcalde asislvestrado incapaz de entender cuales eran sus responsabilidades.
    Los vecinos fueron las víctimas. Hubo quienes dijeron la verdad desde el primer momento, pero desgraciadamente no se les hizo caso.

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