miércoles, 12 de agosto de 2009

MIS MEMORIAS ( 2 )

ESTUDIOS PRIMARIOS:

AQUÍ COMIENZAN LAS MEMORIAS DE LUIS SUAREZ
VARELA:

El día que me llevaron a la escuela a sido el peor día de mi corta edad, mi padre me saca de casa a torta limpia y arrastras desde la casa, hasta la escuela, se terminaba el juego y las trastadas que acostumbraba hacerle a mi hermana.

El primer día de escuela la pase sentado en un pequeño banco enfrente a todos que serian mis compañeros de clase, para mí estaba frente a un tribunal de consejo, y el juez seria Don Jesús Puga López, maestro Nacional de niños en la Parroquia de San Adrián de Corme.

Este maestro querido por todos y principalmente por este que esta escribiendo, a terminado pronto su trabajo como profesor, una enfermedad, le rebato su vida dejando aislados del mundo educativo veinte alumnos, unos que comenzaran los estudios con él y otros que no llegaron, a un año de clase.

Para ocupar la plaza de este gran maestro, vino un interino, D. Desiderio, seis meses después un segundo, D. Dimas, tres o cuatro meses después vino un tercero, donde lo único que este enseñaba a sus alumnos, era la tiranía y traición que nuestra querida España estaba haciendo con sus hijos, desde el Ave Maria Purísima a la entrada de la escuela, cantar el cara al sol, hacer la instrucción militar y como fusil teníamos un palo, me pregunto, para que servia todo esto a unos niños que no sabían si España era República, o un criadero de salvajes que nos estaban mintiendo con sus palabras, defendiendo al Fascismo sangriento de un ante-Español llamado Franco, diciendo que José Antonio fuera un gran defensor de la patria, mucha política y pocas Matemáticas ni cultura social de todos ninguna, solo aquello que este aprendió en la guerra de cuatro extranjeros que defendían su patria manejados desde la patria de Hítler. Como seria este profesor, que ni sus superiores tenían confianzas con él. Cuando llegaba el inspector de colegios, nos ponía de píe brazo extendido mano abierta, con el saludo fascista, y si algún niño se quedaba sentado o sin saludar, sería castigado todo el día en la escuela de rodillas junto a un cuadro del generalísimo, y como almohadilla debajo de las rodillas, no ponía arenas gruesas. Después de este gran defensor de su patria, vendría D. LELUCO. Conocedor ya de esta escuela, en sus primeros años de profesor, en su segunda vuelta, encontró el campo de concentración infantil como años atrás. Todo cambiaria, comenzó a enseñar todo lo contrario, pero si este profesor no hablaba de Franco ni teníamos esas tonterías de los saludos, solo llegaba con el buenos días. Lo único que tenía era que las letras tenían que entrar con sangre. Un día de un banquetazo dejo a un hijo suyo sin conocimiento a Manolo, a su hija Lola la arrastro por los cabellos por toda la clase.

En estos primeros años, yo prefería marcharme al monte junto a mi abuelos, hacer el trabajo de labrador, que ir a la escuela de torturas, no todos alumnos teníamos el mismo método de estudiar, ni la misma cabeza y desarrollo mental, teníamos que ser todos a una. Cuantos días perdí la clase por este motivo, cuando si encontrara un profesor que comprendiera que todos no podríamos ser inteligentes a la fuerza, lo seriamos con el tiempo, acudiendo todos los días a clase, y por culpa de este, solo lo fueron aquellos que el quería, los demás o tortazo o no acudir a la clase.

Salí de la escuela a los trece años, sin terminar los estudios primarios. Les agradezco a mis profesores de enseñanza primaria, todo cuanto me enseñaron.

Al terminar el colegio, seguía guardando ganado en el monte, donde mientras guardaba cabras, aprendía a escribir un poco, también hacia cuentas y problemas, lo que más me gustaba era leer, a mi lado nunca falto un libro, desde historia, naturaleza, política y otros.

Sobre política poco podría leer ya que todo estaba prohibido por la dictadura de Franco, leía algún pequeño libro de Marx y de Lénin que traían algunos marineros que solo eran libros de diez o veinte páginas, por medio de éstos amigos fui sabiendo la verdad en el mundo, también escuchaba por la radio los partes Internacionales, como los de Radio Praga de Checoslovaquia, Radio Moscou de la URSS. Esto estaba totalmente prohibido por el régimen de la dictadura de Franco, yo lo hacia a escondidas de mis padres que siempre me decían que no podía escuchar aquellas emisoras que no decían la verdad, y que podía venir la guardia civil.

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