viernes, 23 de octubre de 2009



DESPUES DE UN LARGO VIAJE

A mi espera como a mi padre, teníamos a mi madre y hermana esperando con las lagrimas en los ojos abrazaban a estos emigrantes que llegaban llenos de frío, sin dormir y con las barbas de tres días, y con los pelos rizados de la porquería del largo camino desde Lausana a Coruña, en total dos mil kilómetros de una casa a la otra.
A los dos días de mi llegada a Corme, puse camino a Ribeira donde se encontraba, la mujer que yo quería, a la mujer que día y noche no salía de mi mente, ella para mi sería como un Romeo y Julieta; cuando llegue a su casa ella aun no había llegado del trabajo, yo fui a comer un poco a una fonda-pensión, donde fijaría mi estancia por unos días. A las cinco y medía salía de la fabrica, yo le estaba esperando junto su casa sentado en las escaleras que hacen de calle delante de la casa, yo fui el primero en verla, me escondí detrás de la puerta de la entrada de la casa junto a su abuela que mucho no me quería, mismo cuando entraba yo la abracé, y ella pensó que seria su hermana, y a los pocos segundos aunque un poco nerviosa exclamo una frase que seria de muchos segundos ¡Luis¡, mis piernas temblaban acompañadas de sus lagrimas que salían por las mejillas aun un poco llenas del salitre del trabajo en la fabrica, ni uno ni el otro fuimos capaces de decir ni una sola palabra, enlazados en un abrazo de cariño y amor uno por el otro. Para mí, este encuentro sería uno de los que guardaré mientras viva. Yo fui el primero en reaccionar y después de este largo beso, saqué el pañuelo y limpié una lagrima que corría desde el ojo izquierdo diciéndole Julita te quiero, tú eres la mujer que más quiero del mundo.
Pasé unos días junto a ella en Ribeira, los días pasaban como si fueran horas, y más cuando estaba junto a ella.
A sí pase unos meses, y sobre el diez de Marzo volví a marchar para Suiza. De esta vez ya conocía el panorama de la emigración, tanto en territorio Español como en otro lugar de la tierra llamada por los del capital el paraíso, para nosotros los del trabajo, en vez de paraíso pienso yo, es un infierno de esclavitud y miseria, y solo estamos para que algunos engorden y llenen los bolsillos a cuenta del ejercito pobre de la clase obrera.
Suiza, serian las nueve de la mañana cuando llegamos a Ginebra, volvimos a hacer la revista médica, otra vez como el año pasado, todos aquellos que estuvieran actos para esclavos serian rechazados, aunque llevaran la marca del patrón en la espalda. Los que por aquel momento valían una temporada mas pasábamos la frontera sanitaria, siempre para la entrada, nunca se hace este control al salir del país, sabiendo que si estábamos con algún problema seria cogido el año anterior en el trabajo y en el mismo país, como algún golpe o enfermedad. Por estas razones el gobierno Español y todos los que tienen mano de obra en Suiza, tenían que obligar al Suizo a que todos trabajadores de temporada, al pasar de una temporada a la otra, tuvieran que pasar por un reconocimiento médico antes de abandonar el país.
Salimos para Lausana, que este año no seria como el año anterior, ya conocíamos el trayecto mejor, desde Lausana a Echandens. Al llegar a la barraca, teníamos al domador como él decía, esperando nuestra llegada. Fuimos coma la temporada anterior para la misma habitación.
El martes seriamos recogidos por una camioneta, donde nos llevo a una obra, donde estaban haciendo un puente de unos doscientos metros de largo, y a unos diez de altura. Manuel seria mi jefe, un hombre de unos cincuenta años, buen encofrador y albañil, la empresa mas de las veces lo ponía de jefe de equipo. Pasé unos meses trabajando junto a este maestro de la madera y cemento. Solo cuando llegaba a casa, me ponía a pensar y recordar a la mujer que estaba enamorado a muchos kilómetros de distancia.
Y así una vez y más, barraca y celda. La libertad seria acompañada de un pico y una pala, y el carcelero sin fusil y un lápiz en la mano, acompañado de un papel que llevaba escrito mi nombre. Este papel seria que a fin de mes si tenías muchas horas, cobraría cuatro gordas, y si tu guardián no marcaba nada, nada cobrabas. Durante este tiempo estuve escribiéndome con Julita. Un diez de Junio, recibí la noticia mas grave de mi vida. Julia, Julita como yo le llamaba me escribía una carta diciéndome que seria mejor que comenzáramos a olvidarnos uno del otro ya que pasábamos mucho tiempo separados y podríamos rehacer nuestra vida de otra manera olvidando uno al otro. Hacia unos meses que estuviéramos juntos y nada había pasado, al contrario, ya hiciéramos planes de juntarnos en matrimonio. Quien sería el aventurero o aventurera que deshiciera nuestro amor. Pasé unos meses que ni siquiera hablaba con nadie, los primeros días las lágrimas no salían de mis mejillas, las noches las pasaba siempre pensando en lo ocurrido. Durante este tiempo le escribía y no tenía contestación. Después que ya pasaban los meses, empecé a tener que pensar en olvidarla. Para mí aquella mujer que estaba loco por ella, algo paso. Le escribí unas cartas, donde no e tenido contestación. Después de que todo parecía que estaba roto, trate de olvidarla y buscar otros amigos y amigas.
Yo trabajaba en Lausana, en la obra del puente de la hocolatiere y estaba de magasinier. Un día cuando venia en la furgoneta, me di cuenta que había dejado el dinero en la barraca del trabajo, dentro de una lacena cerrada con candado. Dije esto a mis compañeros, donde ellos me decían de volver a buscarlos, yo no pensaba que aquellos compañeros que trabajábamos juntos fueran robar el dinero una vez dejados en Lausana. Cuando llegamos a la obra para el otro día cuando llegue a mi puesto de trabajo, la puerta estaba esforzada y la puerta de la lacena también estaba reventada. Llamamos la policía, cogió huellas en el material empleado para romper los candados y puertas. Estoy esperando que el seguro de las obras me pague el dinero robado.
Ya cansado de tantas maldades y falsedades de parte de todos, al terminar el contracto en el mes de Diciembre, no firme el contracto de la temporada próxima en la empresa Gabella. En España ya no tenia lugar para pasar feliz, solo recordando en algún momento los buenos ratos que pasaría en las tierras de Ribeira. Pasé las Navidades junto a mis padres y hermana del año 1.972. a finales de Diciembre del mismo año embarcaba una vez mas en un barco. Esta vez seria en un pesquero de A Coruña que faenaba en las costas de Irlanda.

Corme a 23 de Octubre del 2009 (Luís Suárez)

No hay comentarios:

Publicar un comentario